Esta
receta la inventó mi esposo pero no estoy segura de si es invento o simplemente
producto de su memoria culinaria, ese bagaje que algunas personas acumulamos
por lo general en la infancia, de cuando comíamos en casa de la abuela. Como
sea, es una de las recetas que aprendí a hacer y que llegó para quedarse: es
versátil, económica, laboriosa pero fácil y muy, pero muy sabrosa.
Se puede hacer
en versión dietética y en versión normal con abundante crema (nata), aunque los
chiles se sirven, invariablemente, sin capear. Y la idea de presentar esta como
la receta de septiembre es que se trata de chiles rellenos. Algún día, cuando
la nuez de Castilla esté más accesible (tanto por disponibilidad como por precio), con gusto les compartiré mi versión de
los chiles en nogada, y sigo con las ganas de hacer mole, espero no tardarme
mucho más, al cabo que el mole siempre está en temporada o siempre es temporada
para el mole.
Bueno, pues
chiles poblanos rellenos de queso Oaxaca, sobre una cama de arroz y bañados con
una salsa de champiñones que pueden ser también hongos portobello o crimini,
son los tres que he usado para esta preparación.
Vamos a los ingredientes para
tres o seis personas dependiendo del tamaño de los chiles (uno o dos por persona). Y se trata de un platillo que no requiere guarnición ni nada más.
Chiles rellenos de queso con salsa de hongos y arroz. |
Ingredientes
6 chiles
poblanos
250 gramos de
queso Oaxaca (asadero o de hebra)
2 tazas de arroz
¼ de cebolla
mediana
1 diente de ajo
grande
Aceite el
necesario
Sal de mar
1 rama de
cilantro
2 chiles
serranos
Cuatro tazas y
50 mililitros de agua
300 gramos de
hongos
¼ de cebolla
mediana
1 diente de ajo
Sal y pimienta
recién molida
Aceite de oliva
el necesario
2 cucharadas de
crema (nata)
1 chorrito de
leche
Crema (nata) al
gusto para servir
Preparación
Chiles poblanos, champiñones, ingredientes para el arroz y sofrito de cebolla y ajo picaditos para el arroz. |
Los chiles se
asan en la estufa hasta que la piel luzca tatemada (quemada) y conforme estén
listos se van metiendo a una bolsa de plástico para que empiecen a sudar. Ya
que estén todos, se cierra la bolsa, se envuelve con un paño seco de la cocina
y se dejan así el mayor tiempo posible.
Mientras, se prepara
el arroz: Se pican finamente el ajo y la cebolla (al ajo se le retira el brote)
y se sofríen en poco aceite hasta que acitronen o se vean transparentes; se
añade el arroz y se revuelve constantemente hasta que suene como arenita al
golpear el arroz en las paredes de la olla.
En ese momento
se añaden las cuatro tazas de agua, todo a fuego alto. Se agregan la sal, la
rama de cilantro y los chiles serranos (con un corte para evitar que estallen).
En cuanto suelte el hervor se rectifica de sal, se vierten los 50 mililitros de
agua, se tapa y se baja el fuego. Si tiene temporizador puede marcar entre 20 y
25 minutos dependiendo del arroz que use y de la altura sobre el nivel del mar.
En Guadalajara, Jalisco con 20 minutos es suficiente.
Mientras está
listo el arroz se prepara la salsa de champiñones: se pican finamente ajo y
cebolla, y se sofríen en aceite de oliva. Se incorporan los champiñones rebanados
(de preferencia se les retira la piel pero es medio laborioso) y se mezcla todo
muy bien con una palita hasta que los champiñones lleguen a un punto en que no
estén demasiado marchitos o deshidratados ni semicrudos. En ese momento se
agregan las dos cucharadas de crema, el chorrito de leche (tanta como se desee
de espesa la salsita) y se sazona con sal y pimienta recién molida.
Salsa de champiñones. |
Los chiles ya
limpios de piel, venas y semillas se rellenan con el queso y se colocan sobre
el arroz unos cinco minutos antes de que esté listo. Se tapa la olla para que
con el vapor los chiles se calienten y el queso se derrita.
Cuando pasen los
20 o 25 minutos y el agua del arroz se haya consumido por completo, se apaga el
fuego, se bañan los chiles y el arroz con la salsa de champiñones y se deja
reposar tapado unos tres o cinco minutos para que todo el guisado se impregne
con la salsa.
Se sirve con una
cucharada de crema encima, se puede acompañar con tortillas recién hechas y con
aguacate o con rodajas de plátano macho frito. Claro que todo esto es para la
versión normal.
¡Deliciosos! |
Notas
1.- Es
importante que no se pasen de tueste los chiles porque si no, será difícil
rellenarlos. Se pueden asar y dejar sudando desde la noche anterior y al día
siguiente cuesta menos trabajo limpiarlos.
2.- Cincuenta
mililitros equivalen a un caballito tequilero convencional.
3.- Si se usa
una taza como medida para el arroz, debe ser la misma para calcular el agua; y
es una taza de arroz por dos de agua.
4.- Al ajo se le
retira el brote antes de picarlo para quitarle lo indigesto que afecta a
algunas personas.
5.- Los
champiñones no se lavan. Con la mano o un trapito se les retira la tierrita y,
en un momento dado, se les puede quitar la piel con ayuda de un cuchillo
mondador, no es nada difícil.
6.- Es
importante salar los champiñones después de haber añadido la crema y la leche,
de lo contrario, se deshidratarían por completo. De alguna manera la crema ayuda a que los champiñones ya no se reduzcan o no mermen.
Hasta aquí llegamos con la receta del mes ¡buen provecho! y ¡hasta la próxima!
¡Se antojan, algún día los haré!
ResponderEliminar¡Se antojan, algún día los haré!
ResponderEliminarBuenísimos!!
ResponderEliminarSe ve deliciosa, si es laboriosa pero si alistamos con tiempo los ingredientes que se pican y los chiles asados será mucho más rápido en el momento cuando no contamos con mucho tiempo
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